La obra, dirigida y coreografiada por Miguel Mancillas, exploró el concepto de cuerpos codificados por herencias, lo sagrado y lo pagano. Los elementos de la danza, la música, las máscaras y la iluminación se entrelazaron para formar una atmósfera única, Pagano planteó una paradoja poderosa: la idea del vuelo como liberación, pero con la reflexión de que al volar, olvidamos lo esencial: caminar.
La obra trascendió a través de sus intensas interpretaciones, que, junto con efectos de iluminación bien cuidados, crearon una atmósfera de profunda conexión con el público. La entrega de los intérpretes y la propuesta arriesgada de la pieza resultaron ser una experiencia de inmersión sensorial para todos los presentes.
Con esta presentación, el festival Un Desierto para la Danza sigue reafirmando su calidad, y el compromiso del Instituto Sonorense de Cultura con la promoción de las artes escénicas y la formación de un público crítico y apasionado por la danza contemporánea en Sonora.
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