Como una cuenta regresiva que viene a darle razón al destino que me instala en sus manos, enemigo, he de dejar aquí, sin luto de muerte, el punto final que día a día se enuncia en sus palabras. Magdalena desnuda jugando a los poemas es así un exquisito discurso de lo no dicho y una panacea de vacíos acomodada en el cuerpo, tibiamente salivada, donde encuentro un principio de resistencia contra el ataque visceral a mis costillas. Pero he de decir que en estas estructuras de lo incierto se acuna la verdad de si cuerpo y mi cuerpo como testigos de lo poético: un amor que se funde despacio en lo inasible y se refracta en el poema. Magdalena es la fe clavada en su pecho, enemigo; la escritura de un origen al que se llega por instinto.

Magdalena desnuda jugando a los poemas – Iván Camarena
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